Serie de 3 partes:
El Reino de Dios
"De cierto os digo, que el que no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él." Debes recibir el reino con mansedumbre, volverte hacia él, amar su aparición, darle espacio, libertad, buena tierra, para que pueda producir en ti un nacimiento de su propia vida y naturaleza. ¡Pero no debes detenerte ahí! Debes permitir que esa vida crezca, llene y se extienda por cada ciudad de tu corazón, por cada rincón de tu alma. Debes "recibir un reino inconmovible" (Heb. 12:28) y dejar que elimine todas las cosas movibles de tu corazón. Así es como el reino entra en ti, y como tú entras en el reino.